Bajar la guardia ante el sol tiene sus consecuencias, pero parece que aún no sabemos cómo protegernos. Saber cómo convivir y disfrutar sin riesgos del sol es la asignatura que verano tras verano nos queda pendiente. Los expertos aconsejan:
PREPARA TU PIEL DURANTE EL INVIERNO
A veces nos olvidamos del cuidado de la piel durante el invierno, sobre todo a nivel corporal, y al acercarse el verano nos preocupa como si nunca antes hubiera estado ahí. Los cuidados de la piel deben ir dirigidos hacia una buena higiene, con el producto adaptado al tipo de piel y no olvidar, en ningún caso, la hidratación que mantendrá nuestra epidermis en las condiciones optimas para defenderse de las agresiones diarias.
TOMA ALGÚN SUPLEMENTO COMPLEMENTARIO
En cuanto a los complementos, podemos preparar nuestra piel antes de la exposición solar para mejorar su estado, obteniendo un bronceado en las mejores condiciones. Por ejemplo, un aporte extra de beta-carotenos, que preparan y potencian el bronceado, también tocoferoles, como fuentes de vitamina E antioxidante, y ácidos grasos esenciales, pueden ser una buena elección. Igualmente, no debemos de olvidar realizar una exfoliación facial y corporal, una o dos veces por semana dependiendo de nuestro tipo de piel, para estimular la regeneración celular por eliminación de las células de la última capa de la epidermis. De esta manera, el bronceado que obtendremos será más uniforme. Hay que tener en cuenta que estos complementos son beneficiosos, pero no son protectores solares y no pueden sustituir al fotoprotector.
QUÍMICO, MINERAL, ORGÁNICO… ¿QUÉ FILTRO SOLAR ES EL MÁS ADECUADO?
Los filtros solares están dirigidos a diferentes consumidores y tipos de piel. Ellos son los que nos previenen de las quemaduras y los cambios degenerativos de la piel que causan los rayos ultravioleta. Según como actúen se clasifican en físicos y químicos. Los primeros actúan sobre la radiación reflejando la luz y se puede decir que actúan a modo de pantalla. Los más utilizados son el óxido de zinc, el dióxido de titanio y la mica. Los químicos lo que hacen es absorber la radiación solar y captan la energía transformando su estructura molecular.
¡EXFÓLIATE!
La exfoliación contribuye a la renovación celular, que no conoce estaciones. De ahí la necesidad de exfoliarnos como mínimo una vez al mes.
LLEVA UN GORRO A LA PLAYA
Un gorro muy generoso; es decir que nada de viseras que no cubran suficientemente toda la cabeza. Igual ocurre con las camisetas que usamos en la playa; si no son tupidas no sirven de nada; ya que el sol atraviesa el tejido y resta protección.
APLICA LA CANTIDAD DE PROTECTOR ADECUADA
Diversos estudios han demostrado variaciones muy importantes entre la eficacia de un fotoprotector determinada en el laboratorio y su efectividad real si no se aplica una cantidad suficiente y de forma correcta. La protección que proporciona un fotoprotector y que viene indicada por el SPF (factor de protección solar), se mide en el laboratorio aplicando 2 mg/cm2 sobre la piel de la espalda 30 minutos antes de la exposición a la radiación. En condiciones reales nos aplicamos una cantidad mucho menor: entre 0,5 y 1,3 mg/cm2, por tanto el SPF (factor de protección solar) alcanzado en la práctica en muchos casos corresponde al 20-50% del reflejado en la etiqueta del producto. Como norma general para cubrir todo el cuerpo debemos usar la capacidad de una mano llena de producto.
ECHA MANO DE LA FOTOPROTECCIÓN ORAL
La fotoprotección oral tiene la ventaja de proteger la totalidad de la piel sin estar sujeta a la forma de aplicación ni a su eliminación por el agua o el sudor. Contienen: beta carotenos, combinaciones de diversos antioxidantes (vitaminas C y E), polifenoles de té verde, polipodium leucotomus (un extracto de origen natural rico en polifenoles) y los ácidos grasos insaturados gamma-3, entre otros. Pero recuerda que no sirven como protección y que deben combinarse con fotoprotectores tópicos.
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