A pesar del miedo que nos pueda provocar esta situación, los estudios indican que un gran número de niños son sonámbulos durante su infancia.
Existen tantas variaciones de sonambulismo como niños, los hay que caminan, que hablan, que corren o que se alteran, todos están dormidos y cuesta mucho trabajo despertarlos mientras están en este estado.
A pesar de lo complicado de esta situación lo cierto es que no reviste de mucha gravedad, más allá de los accidentes físicos que el niño pueda tener en la casa mientras camina o corre dormido.
Un 30% de niños tienen esta alteración que desaparece al llegar a la adolescencia, sus causas pueden ser genéticas, o psicológicas.
Los niños de hogares rotos o con problemas tienen más predisposición a padecer sonambulismo que los niños que se desarrollan en un hogar en el que hay armonía y paz.
El establecimiento de medidas de seguridad en el hogar que eviten al máximo que el niño se accidente en caso de tener un episodio de sonambulismo y la paciencia y la calma para lograr que el niño vuelva a la cama sin despertarse sobresaltado, junto con crear un ambiente armónico y en calma para su desarrollo son las únicas pautas a seguir, para minimizar las complicaciones de este problema que, irá desapareciendo a medida que el niño vaya creciendo.
Foto: Flickr
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