Cómo tratar la fibrilación auricular de forma natural

La fibrilación auricular (FA) es una forma de arritmia cardiaca, una condición en la que el corazón late de manera anormal. Puede ser temporal o permanente y aunque en general se trata de un trastorno benigno, también puede dar lugar a graves consecuencias y riesgos para la salud, como el derrame cerebral y el infarto.[1] Si sufres de fibrilación auricular, debes acudir a un doctor. Él desarrollará un plan de tratamiento que implica el uso de medicamentos y una posible cirugía para restablecer el ritmo cardiaco natural y evitar la formación de coágulos sanguíneos.[2] Sin embargo, también puedes esforzarte por aliviarla de forma natural modificando tu dieta, realizando algunos cambios en tu estilo de vida y tomando medicamentos.

editarPasos

editarModificar tu dieta

  1. Incluye más productos agrícolas en tu dieta. Consume más frutas y verduras. Estas contienen altos niveles de antioxidantes que protegen al corazón de las enfermedades en general.[3][4] Elige las frutas y verduras coloridas para obtener el mayor nivel de antioxidantes. Entre estas figuran las bayas (como arándanos, frambuesas, etc.), manzanas, ciruelas, naranjas y otras frutas cítricas (la vitamina C es un excelente antioxidante), verduras de hoja verde, calabacines y pimentones.
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    • Los productos agrícolas frescos son la mejor opción, pero también puedes usarlos congelados si eso es lo que está disponible o si no están de temporada.
    • Una buena regla general es asegurarte de que la mitad de tu plato conste de frutas y verduras.[5]
    • Evita consumir verduras en cualquier tipo de salsas cremosas, ya que añaden grasas a tu dieta. También debes evitar las frutas que contienen azúcar o están acompañadas de un jarabe espeso (con azúcares añadidos).
    • Ten en cuenta que el consumo escaso de frutas y verduras se relaciona con las enfermedades cardiacas.[6][7] El departamento de agricultura de los Estados Unidos (USDA, por sus siglas en inglés) recomienda que las mujeres adultas consuman 2,5 tazas de verduras al día y los hombres adultos, 3 tazas por día.[8]
  2. Opta por los alimentos orgánicos siempre que sea posible. Los alimentos etiquetados como “orgánicos” no contienen pesticidas u otros químicos como las hormonas y los antibióticos que podrían relacionarse con el aumento del riesgo de enfermedades cardiacas.
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    • Si tu presupuesto no te permite comprar solo alimentos de este tipo, trata de que sean orgánicos al menos los que consumes más y los que tienen mayores probabilidades de ser rociados con pesticidas, como las frutas y verduras (por ejemplo, lechuga, espinaca, fresas y otras bayas, etc.).
  3. Mantén al mínimo tu consumo de comida chatarra y alimentos procesados. La comida aceitosa, saturada de grasa, chatarra, rápida, procesada y con glutamato monosódico (GMS) son ejemplos de factores conocidos por provocar fibrilación auricular. Si estás acostumbrado a consumir a diario grandes cantidades de dichos alimentos, lo mejor es dejarlos de golpe. Si quieres determinar cuál es el causante, trata de eliminarlos uno a la vez y observa los efectos.[9]
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    • Limita la cantidad de alimentos procesados y preenvasados debido a que los aditivos y conservantes presentes en ellos no solo carecen de vitaminas, minerales y otros nutrientes, sino también provocan reacciones adversas para la salud.
    • Opta por los carbohidratos complejos. Si evitas los alimentos procesados, significa que incluyes solo carbohidratos complejos en tu dieta, puesto que el procesamiento los descompone y los convierte en simples. Las grandes cantidades de carbohidratos simples aumentan el riesgo de diabetes y enfermedades cardiacas.[10]
    • Una buena regla general es que si el alimento es muy blanco (por ejemplo, pan blanco, arroz blanco, pastas blancas, etc.), significa que está procesado. En vez de eso, come pan de granos enteros, arroz marrón y pastas de granos enteros.[11]
    • Tal vez necesites algo de práctica y planificación, pero mientras más comidas puedas preparar desde de cero (usando alimentos sin procesar que retienen la mayor cantidad de vitaminas, minerales y otros nutrientes), más saludable serás (incluido tu corazón).
  4. Reduce la grasa de tu dieta. La Asociación estadounidense del corazón recomienda reducir todas las grasas trans y limitar las grasas saturadas a menos del 7 % de las calorías totales que ingieres a diario. La mejor forma de reducir las grasas saturadas en tu vida cotidiana es no cocinar con mantequilla, margarina y manteca. Mejor, usa aceite de oliva o de canola.[12]
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    • Haz un gran esfuerzo por evitar la grasa, por ejemplo, quitando las grasa de las carnes y la piel de las aves de corral. Sustituye la mantequilla grasosa por alternativas bajas en grasa (como una salsa o yogur) para sazonar una papa al horno.
  5. Evita el azúcar y los alimentos azucarados. También debes evitar los sustitutos del azúcar, incluidos el aspartamo (Equal, NutraSweet), el acesulfamo de potasio (Sunett, Sweet One), el jarabe de maíz alto en fructosa (se cree que aumenta la obesidad y el riesgo de diabetes y enfermedades cardiacas), el neotamo, la sacarina (Sweet’n Low) y la sucralosa (Splenda).
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    • Limita el azúcar que agregas a los alimentos, incluidos tu café matutino o tu cereal del desayuno.[13] Evita las gaseosas y los jugos de frutas, ya que están cargados de azúcar (incluso sus versiones dietéticas, debido a que usan un sustituto químico en vez del azúcar).
    • Si aún necesitas algo de dulzor, prueba la hierba llamada stevia (Truvia) para dar un dulzor adicional a tus alimentos sin agregar calorías.
  6. Limita las carnes rojas y las carnes en general. Opta por las aves de corral, el pescado, los productos lácteos bajos en grasa y los huevos para obtener tu dosis de proteína. Si comes carne roja, asegúrate de que sea magra (de preferencia proveniente de ganado alimentado con pasto, debido a que esta carne tiene la proporción natural de grasas omega 3 y omega 6) y las aves de corral sin piel.[14]
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    • Es mejor comprar carne orgánica de origen local siempre que sea posible. Debes elegir carne (ya sea roja o de aves de corral) de animales criados sin hormonas ni antibióticos.
  7. Incorpora las legumbres a tu dieta. Las legumbres incluyen alimentos como las lentejas, arvejas y frijoles. Contienen muchas de las vitaminas (por ejemplo, las vitaminas del complejo B) y minerales (como magnesio y calcio) necesarios para mantener el buen funcionamiento del corazón. Son excelentes fuentes de proteínas y bajas en grasa.[15]
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    • Muchos de estos alimentos, como los frijoles negros, los garbanzos y los porotos de soya, también constituyen proteínas completas. Es decir, aportan los nueve aminoácidos esenciales para los requerimientos nutricionales del ser humano.
  8. Come mucho pescado. El pescado es otra excelente fuente de proteína baja en grasa. Los pescados de agua fría (como salmón, arenque y caballa) contienen altos niveles de ácidos grasos omega 3 que han demostrado ser saludables para el corazón gracias a su capacidad de reducir las grasas de la sangre llamadas triglicéridos. Trata de incorporar pescados frescos de agua fría a tu dieta 2 o 3 veces por semana.[16]
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    • También puedes encontrar fuentes alternativas de ácidos grasos omega 3 en la linaza, las nueces, la soya y el aceite de canola.
    • Ten en cuenta que el consumo elevado de grasas omega 3 se relaciona con la disminución del riesgo de enfermedades cardiacas.[17]
  9. Reduce tu ingesta de sal. Controlar la cantidad de sal que ingieres a diario ayuda a algunas personas a controlar su presión arterial.[18] La cantidad recomendada de sal varía, pero debes tratar de consumir entre 1500 y 2300 mg de sodio por día.
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    • Asegúrate de leer detenidamente todas las etiquetas de los alimentos. La Agencia de alimentos y medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) requiere que los productores de alimentos especifiquen la cantidad de sal presente en cada producto y el porcentaje que esta representa de la cantidad diaria recomendada de sodio.
    • Evita los alimentos procesados como las sopas enlatadas y otras comidas preparadas para reducir tu ingesta de sal. En vez de eso, prepara la mayor parte de tu comida en casa y con ingredientes frescos.
  10. Conviértete en un amante de los frutos secos y los plátanos. Come un puñado pequeño de almendras (de 10 a 12 al día), pero mantente alejado de los maníes y los anacardos, sobre todo la variedad salada. Gracias a su alto contenido de vitamina E, las almendras ejercen un efecto relajante en las fibras musculares del corazón.[19]
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    • Debido a su alto contenido de potasio, los plátanos son conocidos por disminuir la presión arterial. Su contenido de serotonina levanta el estado de ánimo, puesto que actúa de forma similar a la serotonina natural del cuerpo. En consecuencia, el cuerpo es menos receptivo al estrés que puede empeorar la fibrilación auricular. Come un plátano al día.[20]
  11. Controla el tamaño de tus porciones. Si consumes más de la cantidad recomendada de alimentos y bebidas a la vez (ya sea natural o no), esto también es perjudicial para el corazón. Comer en exceso desvía la circulación sanguínea del corazón hacia el estómago. En consecuencia, se genera un transporte inadecuado de los impulsos eléctricos. En otras palabras, aparece la arritmia.
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    • Prestar más atención al tamaño de tus porciones también te ayuda a perder peso, lo que a su vez reduce el riesgo de enfermedades cardiacas.[21] Para empezar, usa boles o platos más pequeños para limitar las porciones y al mismo tiempo hacerle creer al cerebro que estás comiendo más. Un plato lleno siempre se ve más apetitoso.[22]
    • Haz un seguimiento de la cantidad que consumes tomando conciencia del tamaño de las porciones. Una porción es la cantidad de alimento (medida en tazas, gramos o piezas) que debes ingerir según las recomendaciones de la FDA. Por ejemplo, una porción de pasta equivale a 1/2 taza o al tamaño de un disco de hockey, mientras que una sola porción de carne varía de 60 a 90 g (2 a 3 onzas) y equivale al tamaño y al grosor de una baraja de cartas. Te tomará tiempo aprender cuáles son las porciones adecuadas, así que debes empezar a entrenar tu mente usando una balanza u otros instrumentos de medición.[23]
    • Ten en cuenta que los restaurantes por lo general sirven porciones mucho más grandes de lo que debes consumir durante determinada comida.

editarRealizar cambios de estilo de vida

  1. Modera tu consumo de cafeína. Debes limitar el café, el chocolate, los tés con cafeína, las bebidas energéticas, las bebidas de cola y cualquier otra bebida que contenga cafeína. Aunque por mucho tiempo, los investigadores han creído que el café es un desencadenante de la fibrilación auricular y han recomendado evitar todo tipo de bebida y alimento con cafeína, las investigaciones más recientes cuestionan la relación entre la cafeína y la dicha condición.[24] Los investigadores que monitorearon 30000 mujeres no encontraron ninguna diferencia en el riesgo de AF entre aquellas que tomaban mucha cafeína y aquellas que consumían la menor cantidad de cafeína.[25]
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    • Sin embargo, la cafeína puede aumentar la presión arterial y el ritmo cardiaco, lo que puede dar lugar a la FA. Trata de ser prestar más atención a la cantidad de cafeína que consumes. Limítate a 1 o 2 tazas (cada una de 125 ml o 4 onzas) por día y ten en cuenta que la mayoría de los vendedores comerciales, como Starbucks, sirven el café en grandes porciones; incluso un café “pequeño” de Starbucks ya contiene 250 ml (8 onzas).[26]
    • También debes reducir el azúcar que acompaña los alimentos y las bebidas con cafeína.
  2. Limita tu consumo de bebidas alcohólicas. Debes reducir tu consumo de alcohol en cualquier forma, mas no evitarlo por completo. Sé cuidadoso con la cantidad que tomas y solo tómalo con moderación. Las mujeres deben limitarse a una bebida por día y los hombres a no más de dos bebidas por día. Ten en cuenta que una bebida corresponde a una cerveza (360 ml o 12 onzas), un vaso de vino (150 ml o 5 onzas) o una bebida mezclada que contenga 45 ml (1,5 onzas) de licor.[27][28]
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    • No tomes todos los días. Intenta tener 2 o 3 días por semana sin consumir nada de alcohol.[29]
    • Tomar en exceso aumenta el riesgo de FA. Algunas investigaciones sugieren que por cada bebida que tomes por encima de la cantidad recomendada, tu riesgo aumenta en un 8 %. Además, tomar en exceso puede provocar otros problemas si ya padeces de FA y aumenta tu riesgo de sufrir un episodio de FA. Las grandes cantidades de alcohol también aumentan la probabilidad de sangrado entre las personas que toman anticoagulantes.[30][31]
  3. Deja de fumar. Si fumas y te han diagnosticado con FA, debes dejarlo de inmediato. Fumar acelera el ritmo cardiaco y disminuye la cantidad de oxígeno en la sangre, lo que a su vez produce daño adicional en el corazón y aumenta la probabilidad de un episodio de FA.[32][33]
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    • Aunque no es fácil, vale la pena dejar de fumar porque te traerá muchos beneficios para tu salud en general.
  4. Reduce tu estrés. Existen ciertas pruebas que sugieren que el estrés (tanto a corto como a largo plazo) puede provocar episodios de FA.[34] Por eso es importante tomar medidas para combatir y evitar el estrés.
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    • La meditación, los ejercicios de respiración y el yoga son técnicas de control del estrés que ayudan a combatirlo con eficacia. Pon en práctica la que sea más eficaz para ti.
    • Saca tiempo para relajarte al menos una hora al día, sobre todo en la mañana y en la noche antes de acostarte. Todos necesitan tiempo para recargar energías. Esto puede implicar leer un libro, jugar cualquier cosa o simplemente pasar tiempo con tu familia.[35]
  5. Haz ejercicios moderados. Por lo general, el ejercicio moderado es beneficioso para la mayoría de las personas debido a que reduce el riesgo de enfermedades cardiacas, regula los ritmos biológicos, te ayuda a dormir mejor y a mantener un peso saludable. Sin embargo, es necesario discutir tu situación específica con tu cardiólogo antes de realizar cualquier ejercicio si padeces de FA. Él te recomendará no realizar ejercicio extenuante para evitar la aceleración del ritmo cardiaco (lo que puede producir un episodio de FA). Además, te indicará un límite máximo que debe alcanzar tu ritmo cardiaco durante el ejercicio y cuánto tiempo debes mantenerlo.[36]
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    • Si sufres un episodio de FA durante el ejercicio, detente de inmediato e infórmaselo a tu doctor para que te indique lo que debes hacer.
    • Debes evitar el ejercicio extenuante o vigoroso que acelera el ritmo cardiaco de forma significativa.
    • Si te preocupa hacer ejercicios, haz estiramientos de forma regular. Realiza ejercicios de estiramiento y calentamiento que normalmente se llevan a cabo antes de un entrenamiento riguroso, pero sin llegar a hacerlo. Puedes realizar dichos ejercicios por 5 a 7 minutos una vez al día. De este modo, calentarás los músculos y harás que la sangre fluya sin ejercer estrés en el corazón.
  6. Practica el yoga. Esta es una de las herramientas más poderosas y eficaces tanto a nivel mental como corporal. Evita las variantes extenuantes, como el yoga dinámico o el yoga aeróbico. Pero puedes realizar sin problemas las técnicas de respiración básicas del yoga y las asanas (o posturas) simples.[37] El yoga te ayudará a meditar y a desestresarte.
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    • Evita las posturas como sirsasana (parado de cabeza) que llevan el flujo de sangre del cuerpo al cerebro en vez hacerlo al corazón. Las asanas como la del “perro boca abajo” son conocidas por ser útiles para la fibrilación auricular.
  7. Haz ejercicios de respiración. Siéntate o acuéstate cómodamente con las piernas elevadas (para llevar el flujo de sangre al corazón) dos veces al día. Inhala profundo por 4 segundos y observa o siente cómo tu vientre se infla. Luego, exhala por la nariz o la boca por 4 segundos más. Haz que las inhalaciones y las exhalaciones tengan la misma duración e imagina una onda constante de respiración y oxígeno que fluye por tu cuerpo. Trata de realizar el ejercicio incluso 5 minutos al día. Esto te permitirá calmar y disminuir el ritmo cardiaco si experimentas palpitaciones o un ritmo cardiaco acelerado.[38]
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    • Si tu mente divaga durante el ejercicio de respiración, intenta concentrarte en contar tus inhalaciones y exhalaciones.

editarTomar suplementos

  1. Consulta con tu doctor. Considera los suplementos solo después de haber consultado con tu doctor de cabecera. Algunos de ellos pueden provocar reacciones adversas en tu caso específico. Por lo tanto, es indispensable acudir a un profesional de la salud antes de aventurarte a probar los suplementos de vitaminas y minerales.
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    • Ten en cuenta que existen ciertos suplementos que pueden beneficiar a las personas con enfermedades cardiacas, aunque no están diseñados específicamente para la FA.
    • Recuerda que la mejor forma de obtener vitaminas, minerales y otros nutrientes es por medio de la comida. Solo debes considerar los suplementos como una medida secundaria.
  2. Toma suplementos de aceite de pescado. Si no consumes pescado de forma directa, prueba las cápsulas de aceite de pescado o las cápsulas de aceite de hígado de bacalao que contienen ácidos grasos omega 3 saludables para el corazón. En esencia, estos ayudan a reducir el riesgo de coágulos sanguíneos y de empeorar la fibrilación auricular.[39]
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    • Debes tomar entre 2000 y 8000 mg en la forma líquida o en tabletas, divididos en dosis diarias. Consulta con tu doctor para saber la dosis adecuada según tu caso específico.
  3. Prueba los suplementos de magnesio, potasio y calcio. Dichos minerales pueden disminuir el riesgo de arritmia.[40]
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    • El magnesio y el potasio son minerales esenciales para el proceso de contracción muscular del corazón y su funcionamiento normal. Puedes tomar el magnesio en una dosis única de 400 mg al día para empezar. Luego, debes monitorear sus efectos, puesto que el magnesio puede provocar diarrea. La dosis no debe superar los 900 mg al día. Piensa en tomarlo junto con una vitamina del complejo B como la vitamina B6, debido a que esta es necesaria para la óptima absorción del magnesio en las células.[41]
    • Los suplementos de potasio que contienen 4,7 g de dicho mineral son una buena opción para tomarlos a diario.[42][43]
    • El calcio es importante para tener huesos y dientes fuertes. Además, puede reducir la presión arterial y el riesgo de derrame cerebral. Debes tomarlo en dosis individuales no mayores de 500 mg, con un total de 1000 a 1200 mg al día. Toma al menos 6 tazas de agua con cada dosis para evitar el estreñimiento.[44]
  4. Toma un suplemento de coenzima Q10 si estás siguiendo un tratamiento con estatinas. La coenzima Q10 (o CoQ10) es conocida popularmente por encontrarse de forma natural y en altas concentraciones en el músculo cardiaco. Ayuda a suplir las necesidades de energía del músculo cardiaco, ya que este requiere una gran cantidad de energía.[45] Sin embargo, si tomas estatinas para reducir el colesterol, esto puede disminuir los niveles celulares de CoQ10. Por lo tanto, muchos doctores en la actualidad recomiendan a los pacientes que tomen suplementos de CoQ10 aparte de las estatinas, aunque aún están en curso las investigaciones para confirmar una relación entre dichos suplementos y la reducción de los efectos secundarios de las estatinas. Consulta con tu doctor si esta es una opción viable para ti.[46]
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    • La dosis de CoQ10 puede variar de 22 a 400 mg por día, pero la dosis más común es 200 mg por día.[47]
  5. Consume vitamina D. Esta se obtiene mejor de una fuente natural como la luz solar. Exponte al sol de 10 a 15 minutos tres veces por semana (sin protector solar) para obtener suficiente vitamina D. Es importante para la salud cardiaca, los huesos y los dientes y ayuda a fortalecer el sistema inmunitario.[48]
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    • La vitamina D se almacena en el tejido adiposo, así que es posible excederse. Verifica tus niveles de vitamina D para saber cuánto necesitas; los niveles superiores a 50 nmol/l (20 ng/ml) son suficientes. Sin embargo, si tus niveles de vitamina D son inferiores a 30 nmol/l (12 ng/ml), significa que son muy bajos y que debes considerar la posibilidad de tomar un suplemento de vitamina D. Empieza con 1000 UI por día. Consulta con tu doctor para conocer la dosis adecuada.
  6. Piensa en tomar un suplemento de taurina. Se trata de uno de los aminoácidos libres que se encuentran en el corazón y, junto con el magnesio y el potasio, se considera parte del “trío esencial” para tratar las deficiencias nutricionales relacionadas con la FA. La taurina es el aminoácido más abundante e importante en el corazón, debido a que ayuda a regular las enzimas del corazón que a su vez contribuyen a la contractibilidad de los músculos cardiacos.[49]
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    • Toma 3000 mg al día en dosis separadas con las comidas.[50]
    • Ten en cuenta que ciertos aditivos alimentarios pueden reducir la presencia natural de la taurina en el corazón, entre ellos el glutamato monosódico (GMS), el aspartamo y otros edulcorantes artificiales que se encuentran en muchas gaseosas y bocadillos dietéticos.[51]

editarReferencias

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Source: Wiki News

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